dimarts, 13 d’octubre del 2009

Avión plateado

Como cada noche pensó que podía llevarse para cenar.
-Bocata de jamón con una botella de agua. Y la tableta de chocolate… -murmuró-.
Preparó el bocata junto a la botella de agua y la tableta de chocolate y los metió en una bolsa, en la que también metió una manta, por si hacía frío.
Bajó las escaleras y se dirigió al coche. Puso rumbo al aeropuerto.
(…)
Minutos más tarde, con la piel ya muy fría, paró el coche y, con firmeza, cogió la bolsa con su cena y distintas pertenencias. Empezó a andar y, con paso firme, llegó a la terminal uno pensando que quizá llegaría tarde. Pero no. Llegaba justo a tiempo. Estaba saliendo de nuevo el Avión Plateado de cada noche, con su misma lentitud y su ligero movimiento. Más allá, cientos de aviones amarillos se disponían a caer como la lluvia.
-Qué bonito, -pensó-.
Y así, noche tras noche. Dejaba siempre todo por ver esa espectacular escena que muchas veces le hacía pensar si de verdad valía mucho más que cualquier otra cosa. Y sí, lo valía.
Una noche, una chica se acercó un tanto sigilosa y con una especie de timidez y sencillez que, asombrosamente, la dejó sin palabras.
-Perdona, ¿Qué haces aquí tan sola? Siempre estás aquí justo cuando el Avión Plateado se dispone a despegar.

-Me encantaría poder responder a esa pregunta con total normalidad si supiera su respuesta. Aún así, amiga, puedo decirte que ese Avión Plateado se lleva cada noche mi sueño, mi ilusión y mis ganas de vivir.

-Y… ¿Porqué no compras un billete y te dispones a llegar a ese destino?

-Porque no puedo pagármelo y mucho menos aterrizar en un lugar dónde ni siquiera existe un sitio para mi. Y ahora la pregunta es: ¿Qué estoy haciendo aquí?

2 comentaris:

Misinterpret ha dit...

wow wow wow! Tienes que ver mi blog! Le hecho un cambio de imagen que ya lo necesitaba!

illa ha dit...

toc, toc! Tot bé?